Realizó grandes esfuerzos para estar al día de pagos durante la crisis de 2008 e incluso llegó a perder su vivienda
El Juzgado de Primera Instancia número 6 (mercantil) de Lleida ha perdonado una deuda de 350.478 euros a un matrimonio, M. J. F. P. y M. A. B., que era dueño de un negocio del sector de la automoción en Tàrrega, pero que tuvo que cerrar las puertas a raíz de la crisis de 2008, cuando se produjo una bajada drástica de clientes y, pese a intentar seguir adelante y estar al corriente de los pagos, los bancos le indicaron que no le iban a renovar la póliza de negocio. De esta manera, recientemente el juez ha aplicado la Ley de la Segunda Oportunidad a los clientes de Bergadà Asociados y les exonera del pasivo insatisfecho.
En cuanto a los hechos, el hombre siempre había trabajado en dicho sector y a finales del 2006 surgió la oportunidad de establecerse por su cuenta, junto a su mujer, abriendo un negocio de automoción con representación de una marca. Así, todo iba bien, por lo que llegaron a tener hasta siete trabajadores y los beneficios que tenían los invertían en mejorar las instalaciones y las condiciones de los empleados.
Pero llegados al 2008, y debido a la crisis, «los bancos empezaron a cortar los créditos, por lo que los clientes dejaron de adquirir vehículos. Los beneficios se redujeron y sobrevivíamos gracias al taller de chapa y pintura que teníamos. No obstante, estábamos al día de pagos, ya que incluso mi mujer y yo dejamos de percibir nuestra nómina para que el negocio saliera adelante y los trabajadores pudieran cobrar como lo habían hecho hasta el momento», explica el hombre. Por su parte, la socia fundadora de Bergadà Asociados y abogada que ha llegado el caso, Marta Bergadà, comenta que «fueron años muy complicados e hicieron un gran esfuerzo para remontar la situación adversa en la que vivían».
Fue en el 2013 cuando los bancos se ponen en contacto con el matrimonio y comunican que no se procederá a renovar la póliza de negocio. «Nos vimos sorprendidos, porque hasta la fecha todo habían sido facilidades para nosotros, pero de la noche a la mañana nos vimos obligados a cerrar la empresa e indemnizar a los trabajadores. De hecho, no nos dieron tiempo para poder tener la opción de reestructurar el negocio», lamenta.
De este modo, quedaron pendientes pagos de proveedores y esa situación de insolvencia acabó derivando en una severa depresión para el matrimonio. Además, el banco también acabó quedándose la casa en la que vivían. «No veíamos ninguna solución a nuestro problema. Las llamadas reclamando el pago de las deudas eran continuas y fue un auténtico calvario y un infierno para nosotros. De hecho, nos impidieron hacer una vida normal y nos hicieron sentir mal, porque no nos ayudaban», expone el cliente de Bergadà Asociados.
Pero todo cambió en el 2021, cuando debido a su actual trabajo el hombre conoció en los juzgados de Lleida a Marta Bergadà. «Coincidió justo en el momento en el que nos iban a ejecutar la hipoteca de la casa y se la iban a quedar. Nosotros ya habíamos tirado la toalla y había asimilado que moriríamos embargados y siendo unos morosos, algo que no nos gustaba y nos seguía haciendo mucho daño. Pero al conocernos le expuse nuestro caso y me dijo que parecía factible que nos podíamos acoger a la Ley de la Segunda Oportunidad y era posible que se nos perdonasen las deudas«, recuerda.
Por su parte, Marta Bergadà expone que «el matrimonio se encontraba en una situación límite debido a esa desesperación que tenía. No veían el futuro con claridad porque les habían dado la espalda continuamente y pese a hacer esfuerzos para seguir adelante». Por su parte, el hombre matiza que «pasamos de pensar en cómo lo haríamos para pagar a cómo se lo harían para cobrar, porque no teníamos absolutamente nada».
Así pues, el equipo de Bergadà Asociados se puso a trabajar en el caso e inició todo el procedimiento para que se exoneraran las deudas. La buena noticia llegó recientemente cuando el juez exoneraba del pasivo insatisfecho al matrimonio gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad. «Cuando Marta Bergadà me llamó estaba en la calle, porque iba a mi trabajo, y pese a tener 58 años me puse a llorar como un niño. La gente se me quedaba mirando porque no sabía que me pasaba. Fue algo increíble, una sensación indescriptible«, comenta el hombre.
Incluso, señala que «ahora podemos hacer una vida normal, estar tranquilos y sentirnos como personas normales. Pero hay que reconocer que todo ese daño que hemos sufrido nos ha pasado mucha factura«. No obstante, señala que «Marta Bergadà es una excelente persona y una gran profesional, de lo mejor que nos ha pasado en nuestra vida, ya que siempre nos ha defendido y nos ha acompañado, apoyándonos en todo momento para que estuviéramos tranquilos y e intentáramos no pensar en nuestros problemas. Tiene un don y emocionalmente nos ha salvado», concluye.
Por su parte, Marta Bergadà comenta que «aquella crisis provocó mucho sufrimiento en numerosos empresarios que, a día de hoy, todavía siguen pasándolo mal. Es por ello que, además de defender a nuestros clientes para que se les perdonen las deudas mediante la Ley de la Segunda Oportunidad, tenemos la obligación de acompañarles y estar a su lado en todo momento».