Cuando afrontamos una situación económica difícil, parece intrascendente considerar que existe una diferencia entre insolvencia actual e insolvencia inminente. Lo cierto es que hay una diferencia, y que, además de los problemas que plantea la insolvencia, como legos en la materia, nos conviene saber de qué se trata cada uno de estos eventos y que implicaciones tiene en un proceso concursal.
Hablemos entonces de insolvencia actual e insolvencia inminente y por qué es importante esta diferencia en el momento de decidir solicitar el concurso de acreedores. Sin otro preámbulo, abordemos el tema.
Insolvencia actual e insolvente inminente en el ámbito concursal
Un empresario que enfrenta una situación de insolvencia, además de las preocupaciones propias de su condición, debe considerar, iniciar un proceso concursal.
Aquí inician los problemas. El empresario de nuestro ejemplo siente temor e incertidumbre al escuchar las palabras “concurso”, “concursal” o “ley concursal”, y no sólo por la connotación que ellas tienen, sino porque no logra entender el porqué, si su empresa tiene una marca, activos, inmuebles, edificios, e incluso, interesantes negocios en perspectiva, debe acudir a un proceso que para él es intimidante e invasivo.
Teniendo en cuenta esto, podemos iniciar por aclarar que un concurso o un proceso concursal, aunque es un procedimiento judicial, no necesariamente va en contra de la empresa y sus accionistas.
Por el contrario. El objetivo primario del concurso de acreedores es garantizar el pago de las deudas, tratando en lo posible que la empresa continúe operando y sufra la menor afectación patrimonial posible.
Las circunstancias de cada empresa que acude a la Ley Concursal son muy diferentes. Pero lo cierto es que, para muchas, lejos de representar una amenaza, se convierte en la tabla de salvación y en un puente que conduce la empresa a tierra firme.
Por supuesto, no todas lo logran. Pero volvamos al presupuesto inicial: el empresario que hemos tomado como ejemplo, piensa que no tendría por qué estar lidiando con un concurso, porque cuenta con los bienes o activos necesarios para cubrir sus obligaciones.
Y es en este punto en el que es preciso saber que es insolvencia, y cuál es la diferencia entre insolvencia actual e insolvencia inminente, para efectos de la ley concursal.
Insolvencia actual e insolvencia inminente – La diferencia
La insolvencia, de un tipo o de otro, no se determina evaluando las posesiones y el patrimonio del insolvente. Es un asunto de flujo de caja, de tesorería, de efectivo.
Entonces, aunque así lo promueva la creencia popular, una empresa que exhiba un balance con utilidades, con un interesante patrimonio y con números con más de 10 cifras, bien puede tener la necesidad – o la obligación – de solicitar la declaración de concurso.
Y es en este punto preciso en el que la diferencia entre insolvencia actual interviene. Entonces, conozcamos esa diferencia sin más dilaciones:
Insolvencia actual e insolvencia inminente
La Ley Concursar hace una clara diferencia entre una y otra. Es, además, una diferencia apenas obvia, si la analizamos desde la semántica: la insolvencia actual se produce cuando el deudor no puede pagar sus deudas vencidas en el presente. En el momento inmediato.
La insolvencia inminente, por otra parte, se produce cuando la empresa, basada en proyecciones de flujo de caja, de ingresos y egresos futuros, concluye que, en un determinado periodo de tiempo, no tendrá la capacidad para pagar a sus acreedores en forma oportuna.
La diferencia es muy clara y tiene una implicación en el ámbito concursal. ¿Cuál es? Lo discutimos en nuestro siguiente apartado.
Insolvencia actual e insolvencia inminente – ¿Por qué es importante la diferencia a la hora de solicitar el concurso
Es muy claro. La insolvencia actual obliga a la empresa a acudir a la Ley Concursal. La insolvencia inminente, otorga la facultad de hacerlo, pero no obliga al empresario a ir al concurso.
Si lo analizamos con juicio, llegamos a la conclusión de que de una u otra forma, es cuestión de tiempo. El insolvente actual tiene la obligación de ir ahora, de inmediato al concurso. El insolvente inminente lo hará en un futuro próximo, en forma inevitable, a no ser que tome ciertas acciones.
Acciones que, finalmente, son las que se toman en el proceso concursal. La conclusión para el empresario de nuestro ejemplo, o para cualquier otro que lea nuestro texto de hoy y se encuentre en una situación como la que describimos, es que atienda oportunamente los indicadores de sus informes financieros. Si estos señalan un estado de insolvencia inminente, recuerde que este es el más propicio para solicitar el concurso y así tomar las medidas necesarias para llevar la empresa a buen puerto.
La insolvencia, la ley de segunda oportunidad, la ley concursal, son temas que cobran especial vigencia en estos momentos. Por ello seguiremos tratando sobre ellos en nuestras próximas entregas. Por supuesto, esperamos los comentarios y las contribuciones de nuestros amables lectores.
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