El hombre sufrió un accidente y durante más de 10 años ha estado sumido en la más estricta pobreza por su situación de insolvencia
El juzgado de Primera Instancia número 6 (mercantil) de Lleida ha perdonado una deuda de 20.309 euros a un vecino de Agramunt, C. R. P, el cual sufre una incapacidad total permanente a raíz de un accidente, al concederle la exoneración del pasivo insatisfecho mediante la Ley de la Segunda Oportunidad. De hecho, tal y como recuerdan desde Bergadà Asociados, despacho que ha llevado el caso, el hombre llevaba más de 10 años sumido en la más estricta pobreza por su situación de insolvencia y, además, sufría a diario la persecución y el acoso por parte de sus acreedores.
En este sentido, la abogada y socia fundadora de Bergadà Asociados, Marta Bergadà, manifiesta que «aunque ya han trascurrido unos días desde que ha recibido el Auto del juez, todavía sigue sin poder asimilar la noticia, ya que han sido tiempos muy difíciles y complicados para él».
Por su parte, C. R. P. manifiesta que «ahora es como si volviera a comenzar desde cero, pese a que he de reconocer que todavía no lo he asimilado, ya que es algo que psicológicamente te afecta mucho. Por suerte, me han perdonado mi deuda y ahora puedo volver a hacer una vida normal. La muestra está en que me he engordado unos 5 ó 6 kilos y los médicos están contentos porque esta situación actual también es favorable para mi enfermedad».
Intentar pagar antes que comer
En cuanto a la situación personal del vecino de Agramunt, él era una persona con unos ingresos regulares y su vida transcurría con normalidad, pudiendo hacer frente económicamente a los gastos que iba teniendo. Pero a raíz de un grave accidente le fue diagnosticada una pseudoartrosis traumática severa por la que se le reconoció la incapacidad total permanente. Por ello, «pasó de poder trabajar y tener unos ingresos suficientes a percibir unos 600 euros al mes», explica Marta Bergadà.
Así mismo, añade que, debido a esa disminución de ingresos, puesto que no podía desarrollar su vida con normalidad, y tras la separación con su pareja, no pudo hacer frente a las obligaciones contraída, quedándole así una deuda de más de 20.000 euros sin poder liquidar. «Tras ese cúmulo de trágicos acontecimientos, C. R. P. ha pasado unos años en la más ínfima pobreza«, añade Bergadà.
Por su parte, el cliente de Bergadà Asociados expone que «no tenía el apoyo de nadie. Además, siempre he sido una persona que no me gusta deber nada a nadie y, por eso, hubo momentos en los que dejé de comer para intentar pagar«.
No obstante, un día, leyendo la prensa, fue cuando descubrió la Ley de la Segunda Oportunidad, la cual podía devolverle, en parte, su situación de normalidad económica de nuevo. El pasado mes de enero entró en Bergadà Asociados, abogados especialistas en Derecho concursal y en la Ley de la Segunda Oportunidad en el ámbito nacional. Inmediatamente, todo el equipo se puso a trabajar en su caso.
El procedimiento se inició el 11 de enero con la presentación de la demanda y en pocos días fue declarado en concurso sin masa. Finalmente, y en menos de tres meses, el magistrado del juzgado mercantil de Lleida le concedía el perdón de todas sus deudas. «Con un abogado de oficio el procedimiento se podría haber alargado hasta 4 años, pero estoy muy contento de la decisión que tomé de cruzar la puerta de Bergadà Asociados, ya que en tres meses mi caso se ha resulto», expone C. R. P.
Además, desde Bergadà Asociados explican que «las deudas exoneradas son todas las anteriores a la declaración del concurso, conocidas o desconocidas por el deudor», puesto que, como afirma Marta Bergadà, «en ocasiones no es posible saber a quién pertenece una deuda, debido a las múltiples ventas o cesiones de una entidad crediticia a fondos oportunistas». Así mismo, el juez le ha permitido conservar su coche de escaso valor para poderse desplazar, ya que lo precisaba para ir al médico e ir a comprar.
Finalmente, Marta Bergadà manifiesta que «C. R. P. al fin podrá olvidar una etapa de su vida en la que a diario recibía más de 20 llamadas de sus acreedores y, aunque sus ingresos son escasos, podrá seguir adelante, sin lujos, pero sin miedos». De hecho, el vecino de Agramunt recuerda que «me llamaban y había veces en las que ni respondían cuando yo descolgaba. La situación era muy agobiante, tenía muchos nervios y miedo, lo que me pasó factura. Eso, junto a otras situaciones personales, hizo que no tuviera fuerza ni para seguir adelante, pero Marta Bergadà y su equipo me han demostrado en todo momento una gran nobleza».
Bergadà concluye diciendo que «la aplicación de la Ley de la Segunda Oportunidad no sólo es para empresarios, sino que tiene abasto en las personas físicas como C. R. P, que por circunstancias sobrevenidas no pudo hacer frente a sus deudas».