El estrés que cada día nos trae, la nueva incorporación de vehículos, músicas , fiestas, el habitual corre-corre y el ajetreo diario, parece ser una buena oportunidad de negocio, dentro de la gran contrariedad ; el negocio del silencio.
En Nueva York, concretamente en Greenpoint, el barrio de moda en BrooKyn, en donde inspirado el Chef por sus vivencias con los monjes budistas de la India, han sabido sacar provecho a la contraria reacción al ruido; el silencio.
Si, si… el silencio, es lo que han sabido aprovechar como gran oportunidad en el restaurante EAT; un restaurante en donde hablar está prohibido, y no sólo hablar sino que además chatear, hablar por teléfono está penalizado.
En EAT, en el caso de que algún cliente no cumpla estas reglas, muy bien especificadas en la entrada, sus camareros se limitan a levantar el plato al cliente, y a trasladarlo a los bancos que el restaurante tiene enfrente de su local.
Saborear, degustar y disfrutar de la comida y de su tranquilidad, es el objetivo en EAT.
Hablar y comunicarnos es esencial para el ser humano, sin embargo, [Tweet «a veces necesitamos silencio, para poder apreciar los buenos momentos.»]
Demasiado follón, nos aleja de nuestros objetivos y de nuestra visualización. Nos aleja de nuestro real quehacer, de nuestra familia y nos distrae.
Disfrutar del segundo, es lo único que tenemos, y es parte de una de las grandes 10 leyes para la felicidad absoluta. Cada segundo cuenta.
El silencio, en ocasiones nos otorga un bien incalculable; el del vivir el segundo y saborearlo.
Desde este Blog, mis más sinceras felicitaciones a EAT.
Si tiene la oportunidad de visitarlo, o ya lo ha visitado, le agradeceré personalmente que nos deje su opinión a cerca de de este templo del silencio.
Buen provecho, y buen silencio 😉
Excelente artículo Marta !!!
Un reto que dudo que seamos capaces de cumplir….. estar en silencio en un restaurante en nuestro país uffff. Qué paz y tranquilidad !!! Sería genial !!!
Pues la verdad es que si, Joaquim.
Bueno de este restaurante en concreto no os puedo hablar, pero si estuve en Alemania en un restaurante, que lo único que escuchábamos era el respirar, pero la verdad que fue una gran cena, disfrutamos de la buena cocina que nos ofrecieron.
Excelente post, gracias por compartirlo Marta.
SEguro que disfrutásteis de la comida y de un buen ambiente, Mari.